Había una vez, una marca personal con una identidad online bien posicionada en Google, que compartía su valor diferenciador con su red de contactos…
Por el camino buscaba un feedback que apreciase el valor añadido de su aportación al gran Big Data, y lo encontraba gracias a su estrategia de marketing online, y offline.
Era duro luchar cada día por subir puestos en el Page Rank, pero su transparencia y constancia con el marketing de contenidos le hicieron llegar a la realidad actual, dónde los sueños se cumplen si eliges tu futuro con el corazón.
Su desarrollo personal le hizo llegar a ser un ejemplo de marca personal 2.0.
Conoció cada vez más contactos, millones de personas compartían lo que él decía, y llegó a tener tanto éxito, que le dieron la oportunidad de decir una frase de oro que llegaría a todas las personas del planeta. Estuvo meses pensando que iba a decir el gran día.
Y el lanzamiento del nuevo proyecto llegó. Cogió su micrófono dorado, online con la tierra paralizada, y gritó con todas sus fuerzas…
– “Soñad!”
¿Ya está? ¿Todo para eso? La gente no se lo podía creer…
Ya se venían haciendo apuestas en Twitter desde hace semanas sobre cual sería la temática del mejor anuncio de todos los tiempos. ¿Tanto esfuerzo para eso? ¿Malgastado en una sola keyword?. Con “ñ” aún encima!
Los expertos en marketing se reían de tal absurdo. Una crisis en la reputación online castigó al visionario y se quedó con poca audiencia a la que dirigirse. Su desarrollo personal tan ejemplar quedó olvidado y las marcas personales de éxito dijeron que no se podía escribir un cuento peor.
A tiempo pasado, la gente hablaba de fracaso. Pero aquella marca murió feliz con el error que cometió en el mercado.
Se enteró que entre tantos millones de carcajadas, hubo un grupo de jóvenes marcas que lo venían siguiendo, y que creían en el valor de la palabra “soñar”.
Empezaron a estudiarlo, a analizarlo al detalle, comprobando por experiencia propia, qué pasaba si tienes un sueño y te despiertas para hacerlo real. El gurú no pretendía gustarle a todo el mundo. Si cambiaba una vida era feliz. Y lo consiguió! Había dejado huellas digitales por todo el mundo con sus mensajes positivos. Por fin, entre tantos seguidores, alguien entendía lo que quería decir.
Ese grupo de start-ups ahora son más fuertes debido a la unión, y tendrán más posibilidades de promulgar el mismo mensaje alrededor de su sector.
De modo que la gran marca personal fracasó a nivel de masas, pero llegó al segmento que pretendía, y esa era su felicidad. Se quedó en su nicho de mercado eternamente feliz. Sí, el supo que lo iban a criticar, pero pensó que tenía que aprovechar aquella oportunidad para compartir el verdadero secreto del éxito.
No era la suerte, ni ser el más guapo, ni el más inteligente, ni haber hecho la mejor campaña…
Hoy sé, gracias a grandes gurús, que el secreto está en definir tu sueño, y aportar tus propias huellas digitales, desnudándote al mundo con sinceridad.
¿Y tú? ¿Si pudieras decirle algo al mundo, que le dirías?
Recuerda que puedes dedicarte a lo que quieras.